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El politico y el cientifico (página 2)




Enviado por Mirian padilla blas



Partes: 1, 2, 3, 4

Una segunda capa del mismo genero era la de los
literatos con formación humanistica. Hubo un tiempo en que
se aprendia a componer discursos latinos y versos griegos para
llegar a ser consejero politico y, sobre todo,
historiógrafo politico de un principe. Este fue el tiempo
en que florecieron las primeras escuelas de humanistas y los
principes fundaron las primeras catedras de "Poetica". Entre
nosotros esta epoca pasó muy rapidamente, y aunque
modeló de forma duradera nuestro sistema de ensenanza, no
ha tenido consecuencias politicas profundas- Muy distinto fue lo
que sucedió en el Extremo Oriente. El mandarin chino es (o
mejor, fue originariamente) lo que fue el humanista de nuestro
Renacimiento: un literato humanisticamente formado como conocedor
de los monumentos literarios del pasado remoto. Leyendo el diario
de Li Hung Chang nos encontramos con que lo que mas le
enorgullecia era el escribir poemas y ser buen caligrafo. Este
grupo social, con sus convencionalismos construidos sobre el
modelo de la China antigua, ha determinado todo el destino de ese
pais, y tal hubiera sido tambien quizas nuestro destino si los
humanistas hubieran tenido en su epoca la mas minima posibilidad
de lograr el mismo exito que aquellos alcanzaron.

La tercera capa fue la nobleza cortesana. Una vez que
consiguieron desposeer a la nobleza de su poder politico
estamental, los principes la atrajeron a la Corte y la emplearon
en el servicio politico y diplomatico. El cambio de
orientación de nuestro sistema de ensenanza en el siglo
XVll estuvo determinado por el hecho de que, en lugar de los
literarios humanistas, entraron al servicio del principe
politicos profesionales procedentes de la nobleza
cortesana.

La cuarta categoria esta constituida por
una figura especificamente inglesa: un patriciado que agrupa
tanto a la pequena nobleza como a los rentistas de las ciudades y
que es conocido tecnicamente por el nombre de "gentry".
Originariamente el principe se atrajo a este grupo social para
oponerlo a los barones, y entregó a sus miembros los
cargos del "self-government", para hacerse cada vez mas
dependiente de ellos con posterioridad. La "gentry" retuvo todos
los cargos de la administración local, desempenandolos
gratuitamente en interes de su propio poder social. Asi ha
preservado a lnglaterra de la burocratización que ha sido
el destino de todos los Estados continentales.

Una quinta capa, propia sobre todo del continente
europeo y de decisiva importancia para su estructura politica,
fue la de los juristas universitarios. En nada se manifiesta con
mayor claridad la poderosa influencia del Derecho Romano, tal
como lo configuró el burocratizado lmperio tardio, como en
el hecho de que sean los juristas universitarios los que llevan a
cabo la transformación de la empresa politica para
convertirla en Estado racionalizado. Tambien en lnglaterra
ocurrió asi, aunque alli las grandes corporaciones
nacionales de juristas obstaculizaron la recepción del
Derecho Romano. En ningun otro lugar del planeta se ha dado un
fenómeno analogo. Ni los elementos de un pensamiento
juridico racional en la Escuela Mimamsa de la lndia, ni el culto
al pensamiento juridico antiguo en el lslam, pudieron impedir la
sofocación del pensamiento juridico racional por el
pensamiento teológico. Sobre todo no lograron racionalizar
por entero el procedimiento. Esto sólo se ha conseguido
merced a la recepción por los juristas italianos de la
antigua jurisprudencia romana, producto de una forma politica
totalmente unica que nace como Ciudad-Estado para convertirse en
lmperio mundial. Junto con esta recepción han coadyuvado
tambien a ese fin, por supuesto, el Usus modemus de los
canonistas y pandectistas de la Baja Edad Media y teorias
jusnaturalistas, nacidas del pensamiento cristiano y
secularizadas despues. Los grandes representantes de este
racionalismo juridico han sido el podesta italiano, los juristas
del rey, en Francia, que crearon los medios formales de que el
poder real se valió para acabar con la dominación
de los senores, los canonistas y teólogos jusnaturalistas
del Conciliarismo, los juristas cortesanos y los ilustrados
jueces de los principes continentales, los monarcómacos y
los teóricos del Derecho natural en Holanda, los juristas
de la Corona y del Parlamento en lnglaterra, la noblesse de robe
de los Parlamentos franceses y, por ultimo, los abogados de la
epoca de la Revolución. Sin este racionalismo no son
imaginables ni el Estado absoluto ni la Revolución. Tanto
las representaciones de los Parlamentos franceses, como los
Cahiers de los Estados Generales de Francia, desde el siglo XVll
hasta 1789, estan repletos del espiritu de los juristas. Al
examinar la profesión de los miembros de la
Convención francesa, elegidos todos ellos de acuerdo a las
mismas normas, nos encontramos con un sólo proletario, muy
escasos empresarios burgueses y una gran masa de juristas de
todas clases, sin los cuales seria impensable el espiritu
especifico que animó a estos intelectuales radicales y a
sus proyectos. A partir de entonces la figura del abogado moderno
va estrechamente unida con la moderna democracia.

Y de nuevo nos encontramos con que abogados en este
sentido, como un estamento independiente, existen sólo en
Occidente y sólo desde la Edad Media cuando, bajo la
influencia de la racionalización del procedimiento,
empezaron a convertirse en tales los "intercesores" (Fursprech)
del formalista procedimiento germanico.

La importancia de los abogados en la politica occidental
desde que se constituyeron los partidos no es, en modo alguno,
casual. Una empresa politica llevada a cabo a traves de los
partidos quiere decir, justamente, empresa de interesados, y
pronto veremos lo que esto significa. La función del
abogado es la de dirigir con eficacia un asunto que los
interesados le confian, y en esto, como la superioridad de la
propaganda enemiga nos ha ensenado, el abogado es superior a
cualquier "funcionario". Puede hacer triunfar un asunto apoyado
en argumentos lógicos debiles y en este sentido "malo",
convirtiendolo asi en asunto tecnicamente "bueno" En cambio mas
de una vez, hemos tenido que presenciar cómo el
funcionario metido a politico convierte en "malo" con su
gestión tecnicamente "mala" un asunto que en ese sentido
era «bueno». La politica actual se hace, cada vez
mas, de cara al publico y, en consecuencia, utiliza como medio la
palabra hablada y escrita. Pesar las palabras es tarea central y
peculiarisima del abogado, pero no del funcionario que ni es un
demagogo ni, de acuerdo con su naturaleza, debe serlo y que,
ademas, suele ser un pesimo demagogo cuando, pese a todo, intenta
serlo. Si ha de ser fiel a su verdadera vocación (y esto
es decisivo para juzgar a nuestro anterior regimen), el autentico
funcionario no debe hacer politica, sino limitarse a
"administrar", sobre todo imparcialmente. Esta afirmación
es tambien valida, oficialmente al menos, para el funcionario
politico mientras no este en juego la "razón de Estado",
es decir, los intereses vitales del orden predominante. El
funcionario ha de desempenar su cargo "sine ira et studio", sin
ira y sin prevención. Lo que le esta vedado es, pues,
precisamente aquello que siempre y necesariamente tienen que
hacer los politicos, tanto los jefes como sus seguidores.
Parcialidad, lucha y pasión (ira et studio) constituyen el
elemento del politico y sobre todo del caudillo politico. Toda la
actividad de este, esta colocada bajo un principio de
responsabilidad distinto y aun opuesto al que orienta la
actividad del funcionario. El funcionario se honra con su
capacidad de ejecutar precisa y concienzudamente como si
respondiera a sus propias convicciones, una orden de la autoridad
superior que a el le parece falsa, pero en la cual, pese a sus
observaciones, insiste la autoridad, sobre la que el funcionario
descarga, naturalmente, toda la responsabilidad. Sin esta
negación de si mismo y esta disciplina etica en el mas
alto sentido de la palabra, se hundiria toda la maquina de la
Administración.

El honor del caudillo politico, es decir, del estadista
dirigente, esta, por el contrario, en asumir personalmente la
responsabilidad de todo lo que hace, responsabilidad que no debe
ni puede rechazar o arrojar sobre otro. Los funcionarios con un
alto sentido critico, tales como los que desgraciadamente han
ocupado entre nosotros una y otra vez cargos directivos, son
precisamente malos politicos, irresponsables en sentido politico
y por tanto, desde este punto de vista, eticamente detestables.
Es esto lo que llamamos «gobierno de funcionarios», y
no es arrojar mancha alguna sobre el honor de nuestro
funcionariado el decir que, considerado desde el punto de vista
del exito conseguido, este sistema es politicamente nulo. Pero
volvamos de nuevo a los diferentes tipos de politicos.

Desde la aparición del Estado constitucional y
mas completamente desde la instauración de la democracia,
el "demagogo" es la figura tipica del jefe politico en Occidente.
Las resonancias desagradables de esta palabra no deben hacer
olvidar que no fue Cleón, sino Pendes, el primero en
llevar este nombre. Sin cargo alguno u ocupando el unico cargo
electivo existente (en las democracias antiguas todos los demas
cargos se cubrian por sorteo), el de estratega supremo, Pericles
dirigió la soberana ecclesia del demos ateniense. La
demagogia moderna se sirve tambien del discurso, pero aunque
utiliza el discurso en cantidades aterradoras (basta pensar en la
cantidad de discursos electorales que ha de pronunciar cualquier
candidato moderno), su instrumento permanente es la palabra
impresa. El publicista politico, y sobre todo el periodista, son
los representantes mas notables de la figura del demagogo en la
actualidad.

Seria totalmente imposible intentar en esta conferencia
ni siquiera un esbozo de la sociologia del periodismo moderno,
tema que constituye, desde cualquier punto de vista que lo
consideremos, un capitulo aparte. Nos son necesarias, sin
embargo, unas pocas observaciones sobre el asunto. El periodista
comparte con todos los demas demagogos, asi como tambien (al
menos en el Continente, a diferencia de lo que ocurre en
lnglaterra y ocurria antes en Prusia) con el abogado y el
artista, el destino de escapar a toda clasificación social
precisa. Pertenece a una especie de casta paria que la "sociedad"
juzga siempre de acuerdo con el comportamiento de sus miembros
moralmente peores. Asi logran curso las mas extranas ideas acerca
de los periodistas y de su trabajo. No todo el mundo se da cuenta
de que, aunque producida en circunstancias muy distintas, una
obra periodistica realmente "buena" exige al menos tanto espiritu
como cualquier otra obra intelectual, sobre todo si se piensa que
hay que realizarla con prisa, por encargo y para que surta
efectos inmediatos. Como lo que se recuerda es, naturalmente, la
obra periodistica irresponsable, a causa de sus funestas
consecuencias, pocas gentes saben apreciar que la responsabilidad
del periodista es mucho mayor que la del sabio y que, por termino
medio, el sentido de la responsabilidad del periodista honrado en
nada le cede al de cualquier otro intelectual. Nadie quiere creer
que, por lo general, la discreción del buen periodista es
mucho mayor que la de las demas personas, y sin embargo asi es.
Las tentaciones incomparablemente mas fuertes que rodean esta
profesión, junto con todas las demas condiciones en que se
desarrolla la actividad del periodismo moderno, originaron
consecuencias que han acostumbrado al publico a considerar la
prensa con una mezcla de desprecio y de lamentable cobardia. No
podemos ocuparnos hoy de lo que habra que hacer al respecto. Lo
que aqui nos interesa es la cuestión del destino politico
de los periodistas, de sus posibilidades de llegar a puestos
directivos. Hasta ahora esto sólo ha sido posible dentro
del partido socialdemócrata, y aun dentro de el, los
puestos de redactores eran mas bien puestos de funcionarios y no
escalones para conquistar una jefatura.

En los partidos burgueses, las posibilidades de llegar
hasta el poder por este camino son ahora menores, en general, de
lo que eran en la pasada generación. Naturalmente, todo
politico de importancia tenia necesidad de influencia sobre la
prensa y de conexiones con ella, pero no cabia esperar que, salvo
excepciones, salieran de entre sus filas los jefes de partido. La
razón de esto hay que buscarla en la creciente falta de
libertad del periodista, especialmente del periodista falto de
recursos y en consecuencia ligado a su profesión,
determinada por el inaudito incremento en actualidad e intensidad
de la empresa periodistica. La necesidad de ganarse el pan con
articulos diarios o semanales es para el politico una traba que
dificulta sus movimientos, y conozco ejemplos de hombres nacidos
para mandar a quienes esa necesidad ha frenado en el camino hacia
el poder, creandoles inconvenientes externos y, sobre todo,
obstaculos de orden interno. Cierto es que, bajo el antiguo
regimen, las relaciones de la prensa con los poderes del Estado y
de los partidos eran sumamente nocivas para el periodismo, y este
tema requeriria un capitulo aparte. Cierto tambien que en los
paises enemigos estas relaciones eran muy otras. Pero tambien
para ellos, como para todos los Estados modernos, parece valida
la afirmación de que el trabajador del periodismo tiene
cada vez menos influencia politica, en tanto que el magnate
capitalista de la prensa (del tipo, por ejemplo, de un "lord"
Northcliffe) tiene cada vez mas.

Entre nosotros, los grandes consorcios capitalistas de
la prensa, que se habian apoderado sobre todo de los
periódicos con 'anuncios por palabras" (el tipico
"Generalanzeiger"), cultivaban con sumo cuidado la indiferencia
politica. Con una politica independiente no tenian nada que ganar
y corrian, en cambio, el riesgo de perder la benevolencia
económicamente rentable de los poderes politicos
establecidos. El negocio de los anuncios pagados ha sido asi el
camino por el que, durante la guerra, se intentó, y
aparentemente aun continua intentandose hoy, ejercer sobre la
prensa una influencia politica de gran estilo. Aunque hay que
esperar que la gran prensa lograra sustraerse a esa influencia,
la situación es mucho mas dificil para los pequenos
periódicos. En todo caso, y sea cual fuere su atractivo y
su capacidad para dar a quien la sigue influencia, posibilidades
de acción y, sobre todo, responsabilidad politica, la
carrera periodistica no es actualmente (quizas debiera decirse
que no es ya, o no es todavia) en nuestro pais una via normal
para ascender a la jefatura politica. Resulta dificil decir si
esta situación cambiaria o no con el abandono del
principio del anonimato, que muchos periodistas, aunque no todos
ellos, consideran necesario. La experiencia que la prensa alemana
nos ha ofrecido durante la guerra, confiando la
"dirección" de ciertos periódicos a escritores
calificados que firmaban siempre con su propio nombre, ha
evidenciado con algunos casos bien conocidos que desgraciadamente
no es tan seguro como podria pensarse que por este camino se
consiga un mas elevado sentido de la responsabilidad. Sin que
quepa hacer diferencias entre los partidos, fueron en gran parte
los periódicos de peor fama los que intentaron y
consiguieron una mayor tirada siguiendo este camino. Las personas
que asi actuaron, editores y reporteros sensacionalistas, tal vez
hayan conseguido de este modo dinero, pero seguramente no han
conseguido honra. No cabe, sin embargo, apoyarse en esta
experiencia para oponerse al principio; la cuestión es muy
complicada y ese fenómeno no tiene validez general. Hasta
ahora, no obstante, no ha sido este el camino hacia la autentica
jefatura o la empresa politica responsable, y no puede predecirse
cómo se configuraran las cosas en el futuro.

Lo cierto es que la carrera periodistica Continua siendo
una de las mas importantes vias para la profesionalidad politica.
Via que no para todo el mundo es factible y menos que para nadie
para los caracteres debiles, especialmente para aquellos que
sólo logran su equilibrio interno cuando ocupan una
situación estamental bien segura. Aunque tambien la vida
del hombre de ciencia es en sus comienzos azarosa, este encuentra
en su entorno al menos una serie de convencionalismos
estamentales definidos que le ayudan a no descarriarse. La vida
del periodista, por el contrario, es azarosa desde todos los
puntos de vista y esta rodeada de unas condiciones que ponen a
prueba la seguridad interna como quizas no lo hace ninguna otra
situación. Y tal vez no sean lo peor de ella las
experiencias frecuentemente amargas de la vida profesional. Son
precisamente los periodistas triunfantes los que se ven situados
ante retos especialmente dificiles. No es ninguna bagatela eso de
moverse en los salones de los grandes de este mundo, en pie de
igualdad con ellos y, frecuentemente incluso, rodeado de halagos,
originados en el temor, sabiendo al mismo tiempo que apenas haya
uno salido, tal vez el anfitrión tenga que excusarse ante
sus demas invitados por tratar a los "pillos" de la prensa. Como
tampoco es ciertamente ninguna bagatela la obligación de
tenerse que pronunciar rapida y convincentemente sobre todos y
cada uno de los asuntos que el "mercado" reclama, sobre todos los
problemas imaginables, eludiendo caer no sólo en la
superficialidad absoluta, sino tambien en la indignidad del
exhibicionismo con todas sus amargas consecuencias. Lo asombroso
no es que haya muchos periodistas humanamente descarriados o
despreciables, sino que, pese a todo, se encuentre entre ellos un
numero mucho mayor de lo que la gente cree de hombres valiosos y
realmente autenticos. Mientras que el periodista como tipo de
politico profesional tiene ya un pasado apreciable, la figura del
funcionario de partido se ha desarrollado solamente en los
ultimos decenios y, en parte, sólo en los ultimos anos.
Tenemos que dirigir ahora nuestra atención a los partidos
y a su organización para comprender esta figura en su
evolución histórica.

En todas las asociaciones politicas medianamente
extensas, es decir, con territorio y tareas superiores a los de
los pequenos cantones rurales, en las que se celebren elecciones
periódicas para designar a los titulares del poder, la
empresa politica es necesariamente una empresa de interesados.
Queremos decir con esto que los primariamente interesados en la
vida politica, y en el poder politico, reclutan libremente a
grupos de seguidores, se presentan ellos mismos o presentan a sus
protegidos como candidatos a las elecciones, reunen los medios
económicos necesarios y tratan de ganarse los votos. No es
imaginable que en las grandes asociaciones puedan realizarse
elecciones prescindiendo de estas empresas, en general adecuadas
a su fin. Practicamente esto significa la división de los
ciudadanos con derecho a voto en elementos politicamente activos
y politicamente pasivos, pero como esa diferenciación
arranca de la voluntad de cada cual, es imposible eliminarla por
medios tales como los del voto obligatorio o la
representación "corporativa", o por cualquier otro medio
que explicita o implicitamente se proponga ir contra esta
realidad, es decir, contra la dominación de los politicos
profesionales. Jefatura y militancia como elementos activos para
el reclutamiento libre de nuevos miembros, y a traves de estos,
del electorado pasivo, a fin de conseguir la elección del
jefe, son elementos vitales necesarios de todo partido. Estos
difieren, sin embargo, unos de otros en cuanto a estructura. Asi,
por ejemplo, los "partidos" de las ciudades medievales, como los
Guelfos y Gibelinos, eran sequitos puramente personales. Al
estudiar los Statutti della parte Guelfa, la confiscación
de los bienes de los nobili (originariamente se consideraban
nobili todas aquellas familias que vivian al modo caballeresco y
podian, por tanto, recibir un feudo), que estaban tambien
excluidos de los cargos y del derecho a voto, los comites
interlocales del partido, sus rigidas organizaciones militares y
los premios para los denunciantes, se siente uno tentado de
pensar en el bolchevismo con sus soviets, sus organizaciones
cuidadosamente seleccionadas de milicia y (sobre todo en Rusia)
de espionaje, sus confiscaciones, el desarme y la
privación de derechos politicos a los "burgueses", es
decir, a empresarios, comerciantes, rentistas, clerigos, miembros
de la dinastia depuesta y agentes de policia. Aun mas
impresionante resulta la analogia si se tiene en cuenta que, de
una parte, la organización militar de aquel partido guelfo
era una pura milicia de caballeros en la que sólo entraban
quienes lo eran y que casi todos los cargos dirigentes fueron
ocupados por nobles y que, de la otra, los soviets han mantenido
al empresario bien retribuido, el salario a destajo, el trabajo
en cadena y la disciplina militar y laboral o, mas exactamente,
han introducido de nuevo todas estas instituciones y se han
puesto a buscar capital extranjero; que, en una palabra, para
mantener el funcionamiento del Estado y de la economia han tenido
que aceptar de nuevo todas aquellas instituciones que ellos
combatieron como burguesas e incluso han recurrido de nuevo a los
agentes de la antigua Ukrania como instrumento principal de su
poder. Pero de lo que aqui tenemos que ocuparnos no es de estos
aparatos de fuerza, sino de los politicos profesionales que
intentan conquistar el poder a traves del prosaico y "pacifico"
reclutamiento del partido en el mercado electoral.

Tambien estos partidos, en el sentido que hoy damos a la
palabra, fueron originariamente (por ejemplo, en lnglaterra)
simples sequitos de la aristocracia. Cada vez que un Par cambiaba
de partido, pasaban tambien al nuevo partido todos los que de el
dependian. Hasta la promulgación del Reformbill, las
grandes familias de la nobleza, incluida la familia real, tenian
el patronato de un inmenso numero de distritos electorales.
Próximos a estos partidos de la aristocracia estaban los
partidos de notables que en todas partes surgieron con la toma
del poder por la burguesia. Bajo la dirección espiritual
de los grupos de intelectuales tipicos de Occidente, los grupos
sociales con "educación y bienes" se dividieron en
partidos, determinados en parte por diferencias de clase, en
parte por tradiciones de familia y en parte por razones puramente
ideológicas. Clerigos, maestros, profesores, abogados,
medicos, farmaceuticos, agricultores ricos, fabricantes y, en
lnglaterra, todo ese grupo social que se incluye entre los
gentlemen, constituyeron en un primer momento asociaciones
ocasionales o, en todo caso, clubs politicos locales; en momentos
de crisis se les sumó la pequena burguesia y,
ocasionalmente, incluso el proletariado, cuando contó con
caudillos que por regla general, no procedian de sus filas. En
este estadio del desarrollo todavia no existen en el pais los
partidos como asociaciones permanentes con organización
interlocal. La unión entre los distintos grupos locales
esta asegurada solamente por los parlamentarios; y los notables
de cada localidad tienen una influencia decisiva en la
proclamación de candidatos. Los programas nacen, en parte,
de las declaraciones propagandisticas de los candidatos y en
parte, de la adhesión a los congresos de notables y a las
resoluciones de los grupos parlamentarios.

La dirección del club o donde este no existe, la
gestión no organizada de la empresa politica, queda en
manos de las pocas personas que, en tiempos normales, se
interesan permanentemente en ella, para las cuales se trata de un
trabajo ocasional que desempenan como profesión secundaria
o simplemente a titulo honorifico. Sólo el periodista es
politico profesional y sólo la empresa periodistica es, en
general, una empresa politica permanente. Junto a ella no existe
mas que la sesión parlamentaria. Por supuesto, los
parlamentarios y sus dirigentes sabian bien a que notable local
habian de dirigirse cuando parecia deseable una determinada
acción politica. Sólo en las grandes ciudades
existian, sin embargo, circulos partidistas que recibian
aportaciones moderadas de sus miembros y celebran reuniones
periódicas y asambleas publicas para escuchar los informes
de los diputados. La vida activa se reduce a la epoca de las
elecciones. La fuerza que impulsa el establecimiento de vinculos
mas firmes entre los distintos nucleos que configuran el partido
es el interes de los parlamentarios por hacer posibles
compromisos electorales interlocales y por disponer de la fuerza
que supone una agitación unificada y un programa tambien
unificado y conocido en amplios sectores de todo el pais. El
partido continua, sin embargo, teniendo el caracter de simple
asociación de notables, aun cuando exista ya una red de
circulos partidistas, incluso en las ciudades medianas, hay un
conjunto de "hombres de confianza" que abarcan todo el pais y con
los cuales puede mantener correspondencia permanente un miembro
del Parlamento como dirigente de la oficina central del partido.
Fuera de esta oficina central no existen aun funcionarios
pagados. Los circulos locales estan dirigidos por personas "bien
vistas" que ocupan este puesto a causa de la estimación de
que, por distintas razones, son objeto. Son estos los notables
extraparlamentarios, que disponen de una influencia paralela a la
del grupo de notables politicos que ocupan un puesto como
diputados en el Parlamento. El alimento espiritual para la prensa
y las asambleas locales lo proporciona cada vez en mayor medida
la correspondencia editada por el partido. Las contribuciones
regulares de los miembros se hacen indispensables y con una parte
de ellas se atiende a los gastos del organismo central. En este
estadio se encontraban no hace aun mucho la mayor parte de los
partidos alemanes. En Francia se estaba parcialmente todavia en
el primer estadio, el de una fragil vinculación entre los
parlamentarios, un pequeno numero de notables locales por todo el
pais y programas elaborados por los candidatos o por sus patronos
en cada distrito y para cada elección, aunque existe
tambien una mayor o menor adhesión local a las
resoluciones y programas de los parlamentarios. Sólo en
parte se ha quebrantado hoy este sistema. El numero de quienes
hacian de la politica su profesión principal era, asi,
pequeno y se limitaba en lo esencial a los diputados electos, los
escasos funcionarios de los organismos centrales, los periodistas
y, en Francia, ademas, aquellos "cazadores de cargos" que
ocupaban un puesto politico o andaban buscandolo. Formalmente la
politica era predominantemente una profesión secundaria.
El numero de diputados "ministrables" estaba estrechamente
limitado, asi como tambien, dada la naturaleza del sistema de
notables, el de candidatos. No obstante, eran muchos los
interesados indirectamente en la politica, sobre todo desde el
punto de vista material. Para todas las medidas que un ministerio
adoptase y para la solución de todos los problemas
personales se tomaba en cuenta su eventual repercusión
sobre las posibilidades electorales y, de otra parte, para lograr
cualquier deseo se buscaba la mediación del diputado del
distrito, a quien el ministro, si era de su mayoria (y por esto
todo el mundo trataba de que 10 fuese) estaba obligado a escuchar
de peor o mejor gana. Cada diputado tenia el patronazgo de los
cargos y, en general, de todos los asuntos dentro de su propio
distrito y, a su vez, se mantenia vinculado con los notables
locales a fin de ser reelegido.

Frente a esta idilica situación de la
dominación de los notables y, sobre todo, de los
parlamentarios, se alzan hoy abruptamente las mas modernas formas
de organización de los partidos. Son hijas de la
democracia, del derecho de las masas al sufragio, de la necesidad
de hacer propaganda y organizaciones de masas y de la
evolución hacia dirección mas unificada y una
disciplina mas rigida. La dominación de los notables y el
gobierno de los parlamentarios ha concluido. La empresa politica
queda en manos de "profesionales" de tiempo completo que se
mantienen fuera del Parlamento. En unos casos son "empresarios"
(asi como el boss americano y el election agent ingles), en
otros, funcionarios con sueldo fijo. Formalmente se produce una
acentuada democratización. Ya no es la fracción
parlamentaria la que elabora los programas adecuados, ni son los
notables locales quienes disponen la proclamación de
candidatos. Estas tareas quedan reservadas a las asambleas de
miembros del partido, que designan candidatos y delegan a quienes
han de asistir a las asambleas superiores, de las cuales, a ser
posible, habra varias hasta llegar a la asamblea general del
partido (Parteitag). Naturalmente y de acuerdo con su propia
naturaleza, el poder esta, sin embargo, en manos de quienes
realizan el trabajo continuo dentro de la empresa o de aquellos
de quienes esta depende personal o pecuniariamente, como son, por
ejemplo, los mecenas o los dirigentes de los poderosos clubs
politicos del tipo del Tammany-Hall. Lo decisivo es que todo este
aparato humano (la "maquina", como expresivamente se dice en los
paises anglosajones) o mas bien aquellos que lo dirigen, estan en
situación de neutralizar a los parlamentarios y de
imponerles en gran parte su propia voluntad. Este hecho es de
especial importancia para la selección de la
dirección del partido. Ahora se convierte en jefe la
persona a quien sigue la maquinaria del partido, incluso pasando
por encima del Parlamento. La creación de tales
maquinarias significa, en otras palabras, la instauración
de una democracia plebiscitaria.

Esta claro que la militancia del partido, sobre todo los
funcionarios y empresarios del mismo, esperan obtener una
retribución personal del triunfo de su jefe, ya sea en
cargos o en privilegios de otro tipo. Y lo importante es que lo
esperan de el y no de los parlamentarios, o al menos no
sólo de ellos. Lo que principalmente esperan es que el
efecto demagógico de la personalidad del jefe gane para su
partido en la contienda electoral votos y cargos, aumentando, en
consecuencia, hasta el maximo las posibilidades de sus
partidarios para conseguir la ansiada retribución. Tambien
en lo ideal uno de los móviles mas poderosos de la
acción reside en la satisfacción que el hombre
experimenta al trabajar, no para el programa abstracto de un
partido integrado por mediocridades, sino para la persona de un
jefe al que se entrega con confianza. Este es el elemento
"carismatico" de todo caudillaje. Esta forma se ha impuesto en
medida muy diversa en los distintos partidos y paises, y siempre
en lucha constante con los notables y parlamentarios que
defienden su propia influencia. Primero se impuso en los partidos
burgueses de los Estados Unidos, mas tarde en los partidos
socialdemócratas, sobre todo en el aleman. La
evolución que lleva hacia ella experimenta continuamente
retrocesos cada vez que no existe un caudillo generalmente
reconocido, e incluso cuando tal caudillo si existe, es necesario
hacer concesiones a la vanidad y a los intereses de los notables
del partido. El riesgo principal, sin embargo, lo constituye la
posibilidad de que la maquinaria caiga bajo el dominio de los
funcionarios del partido en cuyas manos esta el trabajo
burocratico.

En opinión de algunos circulos
socialdemócratas, su partido ha sido victima de esa
"burocratización". Los funcionarios sin embargo, se
inclinan con bastante facilidad ante una personalidad de jefe que
actue demagógicamente, pues sus intereses, tanto
materiales como espirituales, estan vinculados a la ansiada toma
del poder por el partido, y ademas, trabajar para un jefe es algo
intimamente satisfactorio en si mismo. Mucho mas dificil es el
ascenso de un jefe donde, como sucede en la mayor parte de los
partidos burgueses, ademas de los funcionarios existen unos
"notables" con influencia sobre el partido. Estos notables,
tienen puesta su vida en los pequenos puestos que como miembros
de la presidencia o de algun comite, ocupan. Su actitud esta
determinada por un resentimiento hacia el demagogo como "recien
llegado" y por su convencimiento de la superioridad de la
"experiencia" partidista (que en realidad es importante en muchas
ocasiones) y tambien por la preocupación ideológica
por el quebrantamiento de las viejas tradiciones del partido.
Todos los elementos tradicionalistas del partido estan a su
favor. El elector pequeno burgues y mas que nada, el elector
rural, se guian por el nombre de los notables que ya conocen
desde hace mucho tiempo y que les inspiran confianza, desconfian,
en cambio, frente al des-conocido aunque, sin embargo, si este
alcanza el exito se entregaran a el inquebrantablemente. Veamos
ahora algunos ejemplos importantes de la contienda entre estas
dos formas estructurales y del surgimiento de la forma
plebiscitaria, estudiada especialmente por
Ostrogorski.

Comencemos por lnglaterra. Hasta 18ó8, la
organización de los partidos era alli una
organización de notables casi pura. En el campo, los
tories se apoyaban en los parrocos anglicanos, en la mayor parte
de los maestros de escuela y, sobre todo, en los mayores
terratenientes de cada condado, mientras que los whigs, por su
parte, tenian el sosten de personas tales como el predicador no
conformista (en donde lo habia), el administrador de correos, el
herrero, el sastre, el cordelero, es decir, todos aquellos
artesanos que ejercen una influencia politica porque hablan con
mucha gente, en las ciudades la división entre los
partidos se hacia sobre la base de las distintas opiniones
económicas y religiosas o, simplemente, de acuerdo con la
tradición familiar de cada cual. En todo caso, los
titulares de la empresa politica eran siempre notables. Por
encima de todo esto se situaban el Parlamento, el Gabinete y los
partidos con su respectivo "leader", que era presidente del
Consejo de Ministros o de la oposición.

Cada leader tenia junto a si a un politico profesional
que desempenaba el papel mas importante de la organización
del partido: el "fustigador". Era el quien tenia en sus manos el
gobierno de los cargos y a el era por lo tanto a quien tenian que
dirigirse los cazadores de cargos y quien se entendia sobre estas
cuestiones con los diputados de cada distrito. En estos ultimos
comenzó lentamente a desarrollarse un nuevo tipo de
politico profesional a medida que en ellos se iba recurriendo a
agentes leales a los que, en un primer momento, no se les pagaba
y que asumieron una posición mas o menos parecida a la de
nuestros "hombres de confianza". Junto a ellos apareció,
sin embargo, en los mismos distritos, una figura de empresario
capitalista, el election agent, cuya existencia se hacia
inevitable una vez promulgada la nueva legislación
destinada a asegurar la limpieza de las elecciones. Esta nueva
ley intentaba controlar los costos electorales oponiendose al
mismo tiempo al poder del dinero, para ello obligaba a los
candidatos a confesar lo que habian gastado en la
elección, ya que normalmente para conseguir el triunfo
debian no sólo enronquecer a fuerza de discursos sino
tambien gastar mucho mas de lo que antes se hacia. Con la nueva
legislación el election agent se hacia pagar por el
candidato una cantidad global, con lo que hacia un buen negocio.
En la distribución del poder entre el leader y los
notables del partido, tanto en el Parlamento, como en todo el
pais, el primero habia siempre sacado la mejor parte, como un
medio imprescindible para que pudiese hacer una politica
permanente y de gran estilo. Sin embargo, la influencia de los
notables y de los parlamentarios continua siendo
importante.

Este era el aspecto que ofrecia la vieja
organización de los partidos, en parte economia de
notables y en parte ya tambien empresa con empleados y
empresarios. A partir de 18ó8, sin embargo, se
desarrolló, primero para las elecciones locales de
Birmingham y despues para todo el pais, el llamado
"Caucus-System:". Un sacerdote no conformista y, junto a el, Jose
Chamberlain, fueron los que dieron vida a este sistema, que
nació con ocasión de la democratización del
voto. Para ganarse a las masas se hizo necesario crear un enorme
aparato de asociaciones aparentemente democraticas, establecer
una asociación electoral en cada barrio, mantener toda
esta empresa en permanente movimiento y burocratizarlo todo
profundamente. Aparece asi un numero cada vez mayor de empleados
pagados por los comites electorales locales, en los que pronto
quedó encuadrado quizas un 10 por 100 del electorado y una
serie de intermediarios principales, elegidos, pero con derecho
de cooptación, que actuan formalmente como promotores de
la politica del partido. La fuerza impulsora de toda esta
evolución fueron los circulos locales, interesados sobre
todo en la politica municipal (que es en todas partes la fuente
de las mas enjundiosas posibilidades materiales), que eran
tambien quienes hacian la principal aportación financiera.
Esta naciente maquinaria, que no estaba dirigida ya desde el
Parlamento, tuvo que librar pronto combate con quienes hasta
entonces habian tenido en sus manos el poder, especialmente con
el whip. Apoyada en los interesados locales, logró sin
embargo, triunfar hasta tal punto que el whip tuvo que
sometersele y pactar con ella. El resultado fue una
centralización del poder en manos de unos pocos y
finalrnente de uno solo, situado en la cuspide del partido. En el
partido liberal, en efecto, el sistema se establece en
conexión con el ascenso de Gladstone al poder. Lo que con
tanta rapidez dio a esta maquinaria el triunfo sobre los notables
fue la fascinación de la "gran" demagogia gladstoniana, la
ciega fe de las masas en el contenido etico de su politica y,
sobre todo, en el caracter etico de su personalidad. Aparece asi
en la politica un elemento de cesarismo plebiscitario, el
dictador del campo de batalla electoral. Muy pronto habia de
ponerse de manifiesto la nueva situación. En 1877, cuando
por primera vez se emplea en las elecciones nacionales, el caucus
consigue ya un triunfo resonante, cuyo resultado fue la caida de
Disraeli en el momento preciso de sus grandes exitos. En
188ó la maquinaria estaba ya hasta tal punto orientada
carismaticamente hacia la persona del jefe que cuando se
planteó la cuestión del Home-rule, el aparato
entero, de arriba abajo, no se preguntó si compartia
objetivamente la opinión de Gladstone, sino que
simplemente se dijo "le seguiremos haga lo que haga" y
cambió de actitud para obedecer sus órdenes,
dejando asi en la estacada a Chamberlain, su propio creador. Esta
maquinaria requiere un considerable aparato de
personal.

Actualmente pasa de 2.000 el numero de personas que
viven en lnglaterra directamente de la politica de los partidos.
Numerosisimos son tambien quienes colaboran como interesados o
como cazadores de cargos en la politica, especial-mente en la
politica municipal. Ademas de posibilidades económicas, al
politico del caucus se le ofrecen tambien posibilidades de
satisfacer su vanidad. Llegar a ser "J.P." o incluso "M.P." es
aspiración natural de las maximas ambiciones (normales) y
es algo que se concede a las personas que pueden exhibir una
buena educación, a los "gentlemen". Como honor supremo
resplandece la dignidad de Par, especialmente para los grandes
mecenas, y no hay que olvidar que las finanzas de los partidos
dependen, quizas en un 50 por 100, de los donativos
anónimos.

GCual ha sido el efecto de este sistema? El de que hoy
en dia, con excepción de algun que otro miembro del
Gabinete, los miembros del Parlamento son, por lo general, unos
borregos votantes perfectamente disciplinados. En nuestro
Reichstag los diputados acostumbraban, al menos, a simular que
estaban trabajando por el bien del pais cuando aprovechaban sus
respectivos pupitres para despachar durante la sesión su
propia correspondencia privada. En lnglaterra no son necesarios
los gestos de este tipo. Lo unico que el miembro del Parlamento
tiene que hacer es votar cuidandose de no traicionar al partido,
y de acudir cuando el whip lo convoca para proceder de acuerdo
con lo que hayan dispuesto el Gabinete o el leader de la
oposición. De existir un jefe con autoridad fuerte,
diriase que la maquinaria del caucus se mantiene en el pais poco
menos que sin conciencia propia, entregada enteramente a la
voluntad del jefe. Asimismo, se encuentra por encima del
Parlamento el dictador plebiscitario, que arrastra con el a las
masas, mediante la maquinaria, y considera a los parlamentarios
como simples prebendados politicos anadidos a su sequito. Veamos
ahora cómo se produce la selección del caudillo.
Primeramente, Gcuales son las facultades que cuentan? Ademas de
las cualidades de la voluntad, decisivas siempre, lo que aqui
cuenta es, en especial, la fuerza del discurso demagógico.
Su estilo ha ido transformandose notoriamente desde las epocas de
Cobden, en que se dirigia a la inteligencia, pasando por las de
Gladstone, en cuya aparente sobriedad de "dejar que los hechos
hablen por si solos" era un especialista, hasta nuestros dias, al
extremo de movilizar a las masas valiendose con mucha frecuencia,
de medios puramente emocionales semejantes a los que emplea el
Ejercito de Salvación.

Resulta licito calificar a la situación actual
como "una dictadura basada en la utilización de la
emotividad de las masas". Al mismo tiempo, sin embargo, el tan
sumamente complicado sistema de trabajo en comisión del
Parlamento ingles, da la posibilidad de que colabore todo aquel
politico que quiera participar en la dirección de la
politica; es mas, lo obliga a ello. Todos los miembros que en
algo se distinguen, habiendo desempenado el puesto durante los
ultimos decenios, tienen en su haber este autentico y muy eficaz
trabajo formativo. Asi, la practica de los informes y la critica
que se lleva a cabo durante las sesiones de tales comisiones,
convierten esta escuela en una efectiva selección, de la
cual quedan excluidos los simples demagogos. Esta ha sido la
situación en lnglaterra. El Caucus-System, sin embargo, no
resulta mas que una forma un tanto debilitada de la estructura
moderna, si la comparamos con la organización de los
partidos norteamericanos, en la cual el principio plebiscitario
se acunó de un modo en especial temprano y puro. De
acuerdo con el pensamiento de Washington, Norteamerica
debió haber sido una comunidad administrada por
"gentlemen". Asi un gentleman de aquel tiempo era al mismo tiempo
terrateniente o un individuo educado en un Colegio. Asi era en
los primeros anos de la independencia, de esa nación. En
cuanto se iban constituyendo los partidos, a los miembros de la
Camara de Representantes se les despertaba la aspiración
de convertirse en dirigentes politicos, a semejanza de lo
acontecido en lnglaterra durante la dominación de los
notables. La organización de los partidos era muy debil.
Hasta 1824 subsiste la misma situación, aunque antes de
esta decada de los veinte empezó a formarse la maquinaria
partidista en algunos municipios, ya que la nueva
evolución tambien tuvo aqui sus semillas, y es
precisamente con la elección de Andrew Jackson, candidato
de los campesinos del Oeste, para Presidente, que las viejas
tradiciones son arrojadas por la borda. La dirección de
los partidos en manos de los principales parlamentarios termina
definitivamente poco despues de 1840, al retirarse de la politica
algunos de ellos, tales como Calhoun y Webster, debido a que el
Parlamento, ante la maquinaria partidista, ha perdido casi todo
su poder en el pais. El hecho de que en Norteamerica se haya
desenvuelto con tanta rapidez "la maquina" plebiscitaria se debe
a que alli, y sólo alli, el jefe absoluto del poder
ejecutivo y el patrono, lo cual viene a ser lo mas importante,
sobre todo, es un Presidente elegido plebiscitariamente que
dispone de todos los cargos actuando casi con entera
independencia frente al Parlamento, dada la "división de
poderes" establecida. De ahi que la propia elección
presidencial sea la que brinda un valioso botin de prebendas y
cargos, en calidad de premio por el triunfo. El "spoils system",
al que Andrew Jackson eleva a la categoria de principio
sistematico, no hace sino aprovecharse de las consecuencias de
tales circunstancias.

GQue representa en la actualidad, para la
formación de los partidos, este spoils system, es decir,
esta atribución de todos los cargos federales al sequito
del candidato triunfador? Sencillamente, significa el hecho de
enfrentarse entre si, unos partidos que carecen por completo de
convicciones, meros grupos de cazadores de cargos, con programas
mutables, elaborados para cada elección, sin mas objetivo
que una posible conquista de votos; programas cambiantes en cada
ocasión, en una medida para la cual no es posible hallar
analogia en ninguna otra parte. Tales partidos estan cortados por
el patrón que se ajusta mejor a las elecciones
consideradas verdaderamente importantes para la
distribución de los cargos, esto es: la elección
Presidencial y la de los gobernadores de los Estados. En tanto
que corresponde a las "Convenciones Nacionales" establecer los
programas, son los partidos los que designan los candidatos, sin
que los parlamentarios intervengan en absoluto. Se trata de
congresos de los partidos que, con toda formalidad, se encuentran
integrados, muy democraticamente, por asambleas de delegados, los
cuales han recibido, a su vez, el mandato de las primaries", esto
es, de las asambleas de los electores del correspondiente
partido. Los delegados en dichas primarias son previamente
elegidos por referencia al nombre de los candidatos a la Jefatura
del Estado. En el seno de cada partido se desata la mas enconada
de las luchas por la nominación. Bajo el control del
Presidente quedan siempre los nombramientos de trescientos o
cuatrocientos mil funcionarios, previa consulta con los senadores
de cada Estado, los cuales, por tal motivo, son tambien politicos
poderosos. No es el caso, por el contrario, de quienes
constituyen la Camara de Representantes, que no cuentan con el
patronato de los cargos, asi como tampoco de los ministros, los
cuales, debido a la división de poderes, no son sino
auxiliares del Presidente que ha sido legitimado por la
elección popular ante todo el mundo, comprendido el
Parlamento, en cuya virtud les es dado ejercer sus cargos con
entera independencia, tanto si gozan de la confianza de este como
si no son merecedores de ella. Mientras el spoil system se
mantenia asi, resultaba tecnicamente factible en Estados Unidos,
dado que la juventud de la cultura americana permitia sobrellevar
una pura economia de aficionados. Es indudable que la
administración, al encontrarse a cargo de trescientos o
cuatrocientos mil hombres de partido sin requerir de otras
cualidades que aquellas que los acreditaban utiles a su propio
partido, debia estar plagada, forzosamente, de grandes defectos
y, de hecho, la administración en America del Norte se
caracterizó por una corrupción y un derroche sin
par, que sólo era posible pudiera soportar un pais con
posibilidades económicas que aun se consideran
ilimitadas.

Con semejante procedimiento de la maquina plebiscitaria,
vemos en primer plano la figura del boss.

Y, Gque es el boss? Es un empresario politico
capitalista, el cual reune los votos por su cuenta y riesgo. Para
eso pudo haberse valido, en su iniciación, de sus
contactos como abogado, o como propietario de una taberna o de
otro negocio cualquiera, o aun en su calidad, tal vez, de
prestamista. Asi comienza a extender sus redes hasta que consigue
"controlar" un numero determinado de votos. Entonces entabla
relación con los bosses mas cercanos y, a base de
asiduidad, astucia y, en especial, de discreción, lega a
captar la atención de aquellos que le antecedieron por
esta via y de este modo comienza su ascenso. El boss es
indispensable para la organización del partido, ya que se
cuida de centralizaria y se constituye en fuente de los recursos
financieros mas importantes. Ahora bien, Gdc que modo los
obtiene? En parte, por medio de las contribuciones de los
miembros; de la recaudación de un porcentaje del sueldo de
cada uno de los funcionarios que, tanto a el como a su partido,
les son deudores de los puestos que tienen. Ademas, recibe el
producto de los cohechos y de las propinas. Todo aquel que
pretende infringir, sin ser castigado, alguna de las muchas
leyes, necesita la connivencia del boss y debe pagar por ella, de
lo contrario le esperan consecuencias muy desagradables. Pese a
todo, estos medios no son suficientes para completar los fondos
reunidos por la empresa. El boss se hace asimismo indispensable
como perceptor de las sumas de dinero procedentes de los grandes
magnates financieros, que sólo a el entregan, ya que,
tratandose de fines electorales, en absoluto habrian de
confiarlas a ningun funcionario a sueldo ni a persona alguna que
este obligado a rendir cuentas publicamente. El boss, que se
caracteriza por su maxima discreción en lo relativo al
dinero, es por antonomasia el hombre que se mueve en los circulos
capitalistas que finan-cian las elecciones. El tipico boss no es
sino un sujeto totalmente gris, al que no le interesa el
prestigio social; por el contrario, en la alta sociedad resulta
despreciable este "profesional". Su objetivo es sólo el
poder mediante el cual obtener el dinero, aunque tambien por el
poder mismo. A la inversa del leader ingles, el boss
norteamericano actua en la sombra. Es muy raro que se deje oir;
podra sugerir al orador lo que debe decir, pero el guarda
silencio. Por lo general no desempena ningun cargo, salvo el de
senador en el Senado Federal, ya que de esta forma puede
participar, constitucionalmente, en el patronato de los cargos; y
es frecuente que el boss acuda en persona a dicha
corporación.

Ante todo, la distribución de los cargos se
realiza conforme a los servicios prestados al partido. No
obstante, en muchas ocasiones son conferidos a cambio de dinero e
incluso existen precios establecidos por cargos determinados. En
suma, el sistema es similar al que prevalecia en las monarquias
europeas, incluidos los Estados de la lglesia, durante los siglos
XVll y XVlll. El boss esta desprovisto de principios politicos
definidos, carece de convicciones; a el sólo le interesa
la forma en que puede obtener los votos. Tampoco es raro que se
trate de un individuo sin cultura, pero correcto e irreprochable
en su vida privada. Tan sólo, por lo que se refiere a la
politica, su etica se acomoda a la moral media de la actividad
que rige en su momento, a semejanza de lo que muchos de los
nuestros hicieron en epocas de acaparamiento. Le tiene sin
cuidado ser despreciado en sociedad como "profesional", es decir
como politico de profesión. La circunstancia de que no
desempena ni quiera ocupar cargos elevados, es una Ventaja para
que resulte factible, a menudo, la candidatura de hombres con
inteligencia, ajenos a los partidos, notabilidades incluso (y no
solamente de notables de los partidos, como ocurre entre
nosotros), cuando el boss cree que habran de atraer votos. La
configuración de tales partidos carentes de convicciones,
cuyos jefes son despreciados en sociedad, ha permitido,
precisamente, que hombres capaces hayan llegado a la Presidencia,
hombres que no la habrian alcanzado nunca entre nosotros. Claro
esta que los bosses se enfrentan con unas y dientes a cualquiera
que pueda representar algun peligro con respecto a sus fuentes de
poder y de dinero; pero nada tiene de sorprendente que, ante su
rivalidad por el favor de los electores, se vean forzados a la
defensa de aquellos candidatos que se presentan en calidad de
adversarios de la corrupción.

Aqui tenemos, pues una empresa de partido, de gran
solidez capitalista, organizada rigurosamente en todos sentidos y
que se apoya tambien en clubes consistentes y, a su vez,
organizados de manera jerarquica, de la misma indole del
Tammany-Hall, que tienen como fin la obtención de
utilidades económicas valiendose del dominio politico de
la Administración, especialmente de la municipal, que en
America del Norte se considera el botin mas cuantioso.

Esta estructura vital de los partidos fue posible
gracias a la acentuada democracia que predominaba en dicho pais,
como nueva nación, y dado el enlace entre los dos terminos
es precisamente a lo que se debe que hoy en dia estemos
contemplando la expiración paulatina de tal sistema. Ya no
es posible que esa nación pueda ser gobernada sólo
por diletantes. Hace quince anos, los obreros norteamericanos,
ante la pregunta de por que se dejaban gobernar por politicos a
los que consideraban despreciables, respondieron: "preferimos
tener como funcionarios a gente a la cual escupimos, que crear
una casta de funcionarios que sea la que nos escupa a nosotros".
Este era el antiguo parecer de la "democracia" norteamericana, en
tanto que el de los socialistas, ya en aquel tiempo, era
totalmente distinto. La situación resulta ya insoportable.
Ya no es suficiente la administración de diletantes; la
Civil Service Reform: esta creando continuamente puestos
vitalicios, dotados de jubilación, dando por resultado que
los funcionarios que desempenan tales cargos tienen
formación universitaria con tantas aptitudes como los
nuestros e igualmente insobornables. Ya existen casi cien mil
cargos que no son parte del botin electoral, dotados de derecho a
jubilación y a los cuales se es merecedor mediante
examenes de capacitación. De este modo el spoil system
habra de retroceder paulatinamente y obligara, asimismo, a que la
estructura de la dirección del partido sea modificada en
un sentido imposible de predecir por ahora.

Hasta el presente, las condiciones fundamentales de la
empresa politica en Alemania se consideraron como sigue: en
primer termino, la incompetencia del Parlamento, que trajo por
consecuencia el hecho de que ningun jefe permaneciese en el por
mucho tiempo. En tales condiciones, Gque se podia hacer alli? Al
presentarse el caso de una baja en alguna oficina de la
administración, era posible que al funcionario del cual
dependia el puesto se le dijera: "En mi distrito cuento con una
persona de gran inteligencia que podria desempenar perfectamente
ese cargo". Y se le concedia el puesto a dicha persona. Pero eso
era casi todo lo que un parlamentario aleman podia hacer para dar
escape a su instinto de poder, suponiendo que lo tuviese. En
segundo plano, sobresale la gran importancia que el funcionario
especializado tenia en Alemania, peculiaridad que condiciona
tambien a la precedente. En esta materia, nos corresponde el
primer lugar en el mundo. Claro esta que, corno natural
consecuencia, de tal importancia se desprendia la
aspiración de ese funcionario no sólo a ocupar un
puesto de tal nivel, sino tambien uno ministerial.

En el Landtag bavaro fue donde al plantearse hace
algunos anos la polemica acerca de la introducción del
regimen parlamentario, se dijo precisamente que silos ministerios
debian ponerse en manos de los parlamentarios ya no habria quien,
estando capacitado, quisiera ejercer como funcionario. Esta
administración de funcionarios se substraia, ademas, de un
modo sistematico, a un control semejante al que en lnglaterra
ejercen las Comisiones parlamentarias, impidiendo asi que, salvo
una que otra excepción, se constituyeran jefes
administrativos autenticamente eficaces en el seno del
Parlamento. Podemos senalar como una tercera peculiaridad la de
que en Memania, a la inversa de lo que sucede en America del
Norte, teniamos partidos politicos con convicciones, los cuales
afirmaban que, por lo menos con bona fide subjetiva, sus miembros
simbolizaban una cierta "concepción del mundo" . Entre
estos partidos, el partido del Centro (Zentrumpartei), asi como
la socialdemocracia, eran los dos mas importantes, surgidos, sin
embargo, con la deliberada intención de subsistir como
partidos minoritarios. Los dirigentes del Centro, en el lmperio,
nunca trataron de ocultar que estaban en contra del
parlamentarismo por causa del temor a encontrarse situados en
calidad de minoria, y tropezar entonces con mayores obstaculos
para obtener el acomodo de sus cazadores de puestos a base de
presionar al gobierno, como hasta entonces. En cuanto a la
social-democracia, por principio era un partido de minorias,
ofreciendo trabas al parlamentarismo, dado que de pactar con el
orden politico burgues podia mancharse y queria evitar esto a
toda costa. La circunstancia de que ambos partidos propugnaran su
propia exclusión del sistema parlamentario
imposibilitó la introducción de este de forma
total.

Entretanto, Gcual era la suerte de los politicos
profesionales en Alemania? Pues, que carecian de poder y de
responsabilidad, ya que unicamente jugaban un papel muy
secundario como notables, dando por resultado el hecho de que
estuvieran animados, en los ultimos tiempos, del peculiar
espiritu de corporación de todas las profesiones.
Tratandose de un individuo que no fuera como ellos, le resultaba
imposible ascender lo suficiente en el circulo de aquellos
notables, en cuyos puestos ponian sus vidas. En cada uno de los
partidos, sin exceptuar el socialdemócrata, podiamos citar
muchos nombres que servirian de ejemplo en esta tragedia ya que a
sus portadores, por estar precisamente dotados de cualidades para
ser jefes, los notables les cerraban el paso. Todos nuestros
partidos han seguido por esta via, que los ha conducido a
integrarse en las corporaciones de notables.

Pongamos como ejemplo a Bebel, cuya inteligencia, por
modesta que fuera, lo mantenia en calidad de caudillo, debido a
su temperamento y limpieza de caracter. Al hecho de ser un martir
y de nunca haber defraudado la confianza de las masas -por lo
menos en opinión de ellas- se debe el que estas lo
siguiesen siempre y que, dentro del partido, no existiera ningun
poder capaz de oponersele seriamente. Con su muerte, todo esto se
terminó; y tras ella vino la dominación de los
funcionarios, pues tanto los sindicales como los secretarios de
partido y los periodistas se hicieron cargo de los puestos clave,
quedando el partido sojuzgado a la inclinación del
funcionario. En realidad se trataba de un tipo de funcionarlo por
excelencia honesto, excepcionalmente honesto, si establecemos
comparaciones con la manera como actuan los funcionarios en otros
paises; y pensamos, sobre todo, en la facilidad con que los
funcionarios norteamericanos se dejan con frecuencia sobornar.
Sin embargo, en el partido surgieron tambien, al mismo tiempo,
las' consecuencias de la dominación de' los funcionarios a
las que antes nos referiamos.

A partir de 1880, los partidos eran ya meros gremios de
notables. Claro esta que, de cuando en cuando, los fines
propagandisticos de cada partido los inducian a ganarse personas
con talento, carentes de filiación partidista, para poder
pregonar "nosotros contamos con tales y tales nombres". De ser
posible, se evitaba que dichas personas acudieran a las
elecciones, y unicamente eran lanzadas sus candidaturas en caso
de hacerse ello inevitable, como cuando el interesado no se
dejaba convencer de otro modo. El mismo espiritu regia en el
Parlamento. Nuestros partidos parlamentaristas continuan siendo
gremios, como siempre. Todos los discursos que se pronuncian en
el pleno del Reichstag han sido previamente censurados, lo cual
se hace evidente por lo inaudito de su tediosidad. Sólo
puede hacer uso de la palabra quien esta inscrito como orador.
Nada mas contrario a la costumbre inglesa y tambien, aunque por
razones opuestas, a la costumbre francesa.

En la actualidad y como consecuencia del colapso al que
se ha dado en llamar revolución, parece que todo se
encuentra en vias de transformarse. Tal vez sea asi, pero no es
seguro.

En un principio se intentó instituir otros
aparatos partidistas de indole diferente, como por ejemplo, los
de aficionados, que generalmente parten de estudiantes de las
escuelas superiores, que creyendo descubrir en alguien cualidades
de jefe le proponen: "nosotros haremos por usted el trabajo
necesario, dirijanos". En segundo lugar, los aparatos de hombres
de negocios. Ha sucedido a veces que un grupo de personas acude a
alguien a quien suponen cualidades de jefe para pedirle que, a
cambio de una cantidad fija para cada elección, asuma la
tarea de atraer los votos. Si ustedes me preguntasen honradamente
cual de estos dos tipos de aparato me parece mas digno de
confianza desde el punto de vista tecnico-politico, les
contestaria, creo, que prefiero el segundo. Ambos fueron, en todo
caso, burbujas que se hincharon rapidamente para luego estallar.
Los aparatos existentes se recompusieron un poco y continuaron
trabajando. Aquellos fenómenos fueron sólo un
sintoma de que tal vez se establecerian nuevos aparatos cuando
hubiese un caudillo capaz de hacerlo. Pero ya las peculiaridades
tecnicas de la representación proporcional dificultaban su
crecimiento. Sólo surgieron un par de dictadores
callejeros que volvieron luego a desaparecer. Y sólo el
sequito de estas dictaduras callejeras fue organizado con una
firme disciplina; de aqui el poder de estas minorias, hoy en
trance de desaparición.

Supongamos que esta situación cambiara. Hay que
tener entonces bien presente que, de acuerdo con lo ya hecho, la
dirección de los partidos por jefes plebiscitarios
determina la "desespiritualización" de sus seguidores, su
proletarización espiritual, podemos decir. Para ser
aparato utilizable por el caudillo han de obedecer ciegamente,
convertirse en una maquina, en el sentido americano, no sentirse
perturbados por vanidades de notables y pretensiones de tener
opinión propia. La elección de Lincoln sólo
fue posible gracias a que la organización del partido
tenia este caracter y, como ya se ha dicho, lo mismo
sucedió con el caucus en la elección de Gladstone.
Es este justamente el precio que hay que pagar por la
dirección de un caudillo. Sólo nos queda elegir
entre la democracia caudillista con "maquina" o la democracia sin
caudillos, es decir, la dominación de "politicos
profesionales" sin vocación, sin esas cualidades intimas y
carismaticas que hacen al caudillo. Esto significa tambien lo que
en las actuales contiendas dentro de un partido se conoce con el
nombre de reino de las "camarillas". Actualmente es esto lo unico
que tenemos en Alemania y su mantenimiento se vera facilitado en
el futuro, al menos para el Reich, porque se reconstituira el
Bundesrat que necesariamente limitara el poder del Reichstag y
disminuira asi su importancia como lugar adecuado para la
selección de caudillos.

La perduración del sistema esta asegurada ademas
por la representación proporcional, tal como ahora esta
configurada. Es esta una institución tipica de la
democracia sin caudillos, no sólo porque facilita la
colocación de los notables, sino tambien porque, para el
futuro, da a las asociaciones de interesados la posibilidad de
obligar a incluir en las listas a sus funcionarios, creando asi
un Parlamento apolitico en el que no haya lugar para un autentico
caudillaje. La unica valvula de escape posible para la necesidad
de contar con una verdadera jefatura podria ser el Presidente del
Reich, si es elegido plebiscitariamente y no por el Parlamento.
Podria tambien nacer y seleccionarse una jefatura sobre la base
del trabajo realizado, si apareciese en las grandes ciudades,
como apareció en los Estados Unidos, sobre todo alli en
donde se quiso luchar seriamente contra la corrupción, un
dictador municipal, elegido plebiscitariamente y provisto del
derecho a organizar su equipo con absoluta independencia. Esto
exigiria una organización de los partidos adecuada a este
tipo de elecciones. Pero la hostilidad pequeno-burguesa que todos
los partidos, y especialmente la socialdemocracia, sienten hacia
el caudillaje, hacen aparecer muy oscura la futura
configuración de los partidos y, con ella, la
realización de estas posibilidades.

Por esto hoy no puede todavia decirse cómo se
configurara en el futuro la empresa politica como
"profesión", y menos aun por que camino se abren a los
politicamente dotados las posibilidades de enfrentarse con una
tarea politica satisfactoria. Para quien, por su situación
patrimonial, esta obligado a vivir "de" la politica se presenta
la alternativa de hacerse periodista o funcionario de un partido,
que son los caminos directos tipicos, o buscar un puesto
apropiado en la administración municipal o en las
organizaciones que representan intereses, como aun los
sindicatos, las camaras de comercio, las cámaras de
agricultores o artesanos, las camaras de trabajo, las
asociaciones de patronos, etc. Sobre el aspecto externo no cabe
decir mas, salvo advertir que los funcionarios de los partidos
comparten con los periodistas el odio que los "sin clase"
despiertan. Desgraciadamente siempre se llamara "escritor a
sueldo" a este y "orador a sueldo" a aquel; para quienes se
encuentren interiormente indefensos frente a esa situación
y no sean capaces de darse a si mismos la respuesta adecuada a
esas acusaciones, esta cerrado ese camino que, en todo caso,
supone grandes tentaciones y desilusiones terribles. GQue
satisfacciones intimas ofrece a cambio y que condiciones ha de
tener quien lo emprende?

Proporciona, por lo pronto, un sentimiento de poder. La
conciencia de tener una influencia sobre los hombres, de
participar en el poder sobre ellos y, sobre todo, el sentimiento
de manejar los hilos de acontecimientos históricos
importantes; elevan al politico profesional, incluso al que ocupa
posiciones formalmente modestas, por encima de lo cotidiano. La
cuestión que entonces se le plantea es la de cuales son
las cualidades que le permitirian estar a la altura de ese poder
(por pequeno que sea en su caso concreto) y de la responsabilidad
que sobre el arroja. Con esto entramos ya en el terreno de la
etica, pues es a esta a la que -corresponde determinar que clase
de hombre hay que ser para tener derecho a poner la mano en la
rueda de la historia.

Puede decirse que son tres las cualidades decisivamente
lmportantes para el politico: pasión, sentido de la
responsabilidad y mesura. Pasión en el sentido de
"positividad", de entrega apasionada a una causa, al dios o al
demonio que la gobierna. No en el sentido de esa actitud interior
que mi malogrado amigo Jorge Simmel solia llamar
"excitación esteril", propia de un determinado tipo de
intelectuales, sobre todo rusos (no, por supuesto, de todos
ellos), y que ahora juega tambien un gran papel entre nuestros
intelectuales, en este carnaval al que se da, para embellecerlo,
el orgulloso nombre de "revolución". Es ese un
"romanticismo de lo intelectualmente interesante" que gira en el
vacio y esta desprovisto de todo sentido de la responsabilidad
objetiva. Evidentemente no todo queda arreglado con la pura
pasión, por muy sincera que esta sea. La pasión no
convierte a nadie en politico, sino esta al servicio de una
"causa" y no hace de su responsabilidad hacia esa "causa" el
norte que oriente sus acciones. Para ello se necesita (y esta es
la cualidad psicológica decisiva del politico), mesura,
capacidad para dejar que la realidad actue sobre uno sin perder
el recogimiento y la tranquilidad, es decir, para guardar la
distancia con los hombres y las cosas. El "no saber guardar
distancias" es uno de los pecados mortales de todo politico y una
de esas cualidades cuyo olvido condena a la impotencia politica a
nuestra actual generación de intelectuales. El problema
es, precisamente, el de cómo puede conseguirse que vayan
juntas en las mismas almas la pasión ardiente y la
mesurada frialdad. La politica se hace con la cabeza y no con
otras partes del cuerpo o del alma. Y, sin embargo, la entrega a
la causa sólo puede nacer y alimentarse de la
pasión, si ha de ser una actitud autenticamente humana y
no el frivolo juego intelectual. Sólo el habito de la
distancia (en todos los sentidos de la palabra) hace posible la
energica doma del alma que caracteriza al politico apasionado y
lo distingue del simple diletante politico "esterilmente
agitado". La "fuerza" de una "personalidad" politica reside, en
primer lugar, en la posesión de estas
cualidades.

Por eso el politico tiene que vencer cada dia y cada
hora a un enemigo muy trivial y demasiado humano, la muy comun
vanidad, enemiga mortal de toda entrega a una causa y de toda
mesura, en este caso de la mesura frente a si mismo. La vanidad
es una cualidad muy extendida y tal vez nadie se vea libre de
ella. En los circulos academicos y cientificos es una especie de
enfermedad profesional. Pero precisamente en el hombre de
ciencia, por antipatica que sea su manifestación, la
vanidad es relativamente inocua en el sentido de que, por lo
general, no estorba el trabajo cientifico. Muy diferentes son sus
resultados en el politico, quien utiliza inevitablemente como
instrumento el ansia de poder. El "instinto de poder", como suele
llamarse, esta, de hecho, entre sus cualidades normales. El
pecado contra el Espiritu Santo de su profesión comienza
en el momento en que este ansia de poder deja de ser positiva,
deja de estar exclusivamente al servicio de la "causa" para
convertirse en una pura embriaguez personal. En ultimo termino,
no hay mas que dos pecados mortales en el campo de la politica:
la ausencia de finalidades objetivas y la falta de
responsabilidad, que frecuentemente, aunque no siempre, coincide
con aquella. La vanidad, la necesidad de aparecer siempre que sea
posible en primer plano, es lo que mas lleva al politico a
cometer uno de estos pecados o los dos a la vez. Tanto mas, en la
medida que el demagogo esta obligado a tener en cuenta el
"efecto", por eso esta siempre en peligro, tanto de convertirse
en un comediante, como de tomar a la ligera la responsabilidad
que por las consecuencias de sus actos le incumbe y preocuparse
sólo por la "impresión" que causa. Su ausencia de
finalidad objetiva le hace proclive a buscar la apariencia
brillante del poder en lugar del poder real; su falta de
responsabilidad lo lleva a gozar del poder por el poder, sin
tomar en cuenta su finalidad. Aunque el poder es el medio
ineludible de la politica, o mas exactamente, precisamente porque
lo es, y el ansia de poder es una de las fuerzas que la impulsan,
no hay deformación mas perniciosa de la fuerza politica
que el presumir de poder como un advenedizo o complacerse
vanidosamente en el sentimiento de poder, es decir, en general,
toda adoración del poder puro en cuanto tal. El simple
"politico de poder" que tambien entre nosotros es objeto de un
fervoroso culto, puede quizas actuar energicamente, pero de hecho
actua en el vacio y sin sentido alguno. En esto los criticos de
la politica de poder tienen toda la razón. En el subito
derrumbamiento interno de algunos representantes tipicos de esta
actitud hemos podido comprobar cuanta debilidad interior y cuanta
impotencia se esconde tras esos gestos, ostentosos pero
totalmente vacios. Dicha actitud es producto de una mezquina y
superficial indiferencia frente al sentido de la acción
humana, que no tiene nada que ver con la conciencia del
armazón tragico en el que descansa la trama de todo
quehacer humano y especialmente del quehacer politico.

Es una tremenda verdad y un hecho basico de la historia
(de cuya fundamentación no tenemos que ocuparnos en
detalle aqui) el de que frecuentemente o, mejor, generalmente, el
resultado final de toda acción politica tiene una
relación paradójica con su sentido inicial. Ello,
sin embargo, no permite prescindir de tal sentido, del servicio a
una "causa" si se quiere que las acciones tengan una consistencia
interna. Cual es la causa para cuyo servicio busca y utiliza el
politico el poder constituye ya una cuestión de fe. Pueden
asistirle propósitos nacionalistas o humanitarios,
sociales, eticos o culturales, seculares o religiosos; es posible
que sienta arrebatos por una confianza absoluta en el "progreso",
sea cual fuere su sentido, o que rechace con frialdad cualquier
otra creencia de esta indole; es posible tambien que pretenda
encontrarse al servicio de una "idea" o que, por principio
rechace semejantes pretensiones y sólo quiera estar al
servicio de fines materiales de la vida cotidiana. Despues de
todo, lo que importa es que nunca debe dejar de existir la fe en
algo; de lo contrario, si esta falta, cualquier exito politico,
inclusive asi sea en apariencia el mas sólido, lo cual es
absolutamente justo, llevara en si la maldición de la
futilidad.

Con lo dicho estamos ya frente al ultimo de los
problemas acerca de los cuales nos propusimos ocuparnos hoy, esto
es, el "ethos" de la politica como "causa".

GCual es el papel que la politica ha de jugar, aparte de
sus objetivos en la economia etica de nuestro modo de vida? GCual
es, digamos, el sitio etico que aquella ocupa? En lo tocante a
este punto chocan entre si ideas fundamentales del mundo; en
ultimo termino, hay que elegir entre ellas. Enfoquemos de frente
esta cuestión, que en fechas recientes ha sido planeada de
nuevo y, a mi modo de ver, en una forma de discusión
enteramente equivocada. Sin embargo, antes que nada debemos
liberarnos de un falseamiento totalmente trivial. Queremos decir
con esto que la etica puede aparecer en ocasiones con un caracter
fatidico. Aqui van algunos ejemplos. Dificilmente podran ustedes
encontrar a un hombre que haya dejado de amar a una mujer para
entregarse a otra, que no se considere obligado a justificarse
diciendo que la primera no era digna de su amor, o que lo
decepcionó, o dando alguna otra razón por el
estilo. Esto es falta de hidalguia. En lugar de aceptar y
enfrentarse al hecho de que ya no ama a su mujer, recurre al
procedimiento tan poco caballeroso de tratar de crearse una
"legitimidad" en virtud de la cual intenta merecer la
razón y de este modo atribuirle a ella no sólo la
culpa sino tambien la desdicha. De modo semejante actua el
competidor que logra el exito en una lid erótica,
razonando que el rival vale menos que el, puesto que
resultó vencido. La misma situación ocurre en el
caso de una guerra, cuando el vencedor se deja llevar por el
miserable vicio de empenarse en que siempre tiene la
razón, pretendiendo que esta se encuentra de su parte, y
que por eso ha vencido. Es la misma, tambien, de aquel que se
encuentra bajo los horrores de la guerra y, entonces, en vez de
confesar sencillamente que ya no era posible resistir mas, la
necesidad de su propia justificación le obliga a sostener
que la lucha se hacia insoportable debido a que era por una causa
moralmente mala. O bien, la de aquellos que, habiendo resultado
vencidos en la guerra, despues de perdida tratan de averiguar
quienes son los "culpables", lo cual no son mas que comadreos de
mujeres.

Realmente, lo que siempre da origen a una guerra es la
estructura de la sociedad. La postura mesurada y viril es la de
decir al enemigo: "Hemos perdido la guerra, ustedes la han
ganado. Esto es algo ya resuelto. Ahora hablemos de las
consecuencias que es necesario sacar de este hecho con respecto a
los intereses "materiales" que se encuentran en juego y a la
responsabilidad con vistas al futuro", que es lo mas importante y
lo que incumbe al vencedor antes que nada. De no ser asi, todo
resulta indigno y se paga antes o despues. Una nación
puede perdonar el perjuicio a sus intereses, pero nunca el que se
hace en contra de su honor y menos aun el que se infiere con el
clerical vicio de empenarse en tener siempre la razón. A
medida que transcurran los decenios, no habra documento que salga
a luz sin que se levante de nuevo el indigno clamoreo, el odio y
la ira; cuando seria preferible que por lo menos "moralmente" se
permitiera que al terminar la guerra esta quedase para siempre
sepulta. Esto sólo puede lograrse por medio de la
objetividad y la hidalguia y, principalmente, de la "dignidad";
mas nunca mediante una "etica", pues ello no constituye sino una
acción reprobable por ambas partes. Una etica que, antes
de preocuparse de lo que incumbe realmente al politico, a lo
futuro y a la responsabilidad ante ese futuro, divaga en
cuestiones "politicamente esteriles por insolubles" acerca de
cuales han sido las faltas cometidas en tiempo pasado, no hace
mas que incurrir en culpa politica, si es que existen los yerros;
actitud que lleva a prescindir de la ineludible conversión
de todo el problema, por muy materiales que sean los intereses,
los del vencedor tras las mayores ganancias posibles, tanto
morales como materiales, o las esperanzas del vencido de obtener
ventajas a cambio de reconocer su culpa. Si existe en el mundo
algo de "abyecto", lo encontramos, aqui como resultado de hacer
uso de la "etica" como medio para "llevarse la
razón".

Asi pues Gcual es la relación autentica que
existe entre etica y politica? GNo tienen nada en comun la una
con la otra, como se suele asegurar? o por el contrario, Ges
cierto que hay una sola etica valedera tanto para la actividad
politica como para otra cualquiera? Se ha pensado muy a menudo
que estas dos ultimas afirmaciones son mutuamente excluyentes,
que sólo puede ser cierta la una o la otra, pero no las
dos. GPero es cierto acaso que haya alguna etica en el mundo que
pueda imponer normas de contenido identico a las relaciones
eróticas, comerciales, familiares y profesionales, a las
relaciones con la esposa, con la verdulera, el hijo, el
competidor, el amigo o el acusado? GSera verdad que es
perfectamente indiferente para las exigencias eticas que a la
politica se dirigen el que esta tenga como medio especifico de
acción el poder, tras el que esta la violencia? GNo
estamos viendo que los ideólogos bolcheviques y
espartaquistas o tienen resultados identicos a los de cualquier
dictador militar precisamente porque se sirven de este
instrumento de la politica? GEn que otra cosa, si no es en la
persona del titular del poder y en su diletantismo, se distingue
la dominación de los consejos de obreros y soldados de la
de cualquier otro gobernante del antiguo regimen?

GEn que se distingue de la de otros demagogos la
politica que hoy mantiene la mayor parte de los representantes de
la etica presuntamente nueva contra sus adversarios? Se dira que
por la noble intención. Pero aqui estamos hablando de los
medios. Tambien los combatidos adversarios creen, con una
conciencia absolutamente buena, en la nobleza de sus propias
intenciones. "Quien a hierro mata a hierro muere" y la lucha es
siempre lucha. GQue decir, entonces, sobre la etica del
Sermón de La Montana? El Sermón de la Montana, esto
es, la etica absoluta del Evangelio, es algo mucho mas serio de
lo que piensan quienes citan sus mandamientos. No es para tomarlo
a broma. De esa etica puede decirse lo mismo que se ha dicho de
la causalidad en la ciencia, que no es un carruaje que se pueda
hacer parar para tomarlo a dejarlo a capricho. Se la acepta o se
la rechaza por entero, este es precisamente su sentido, proceder
de otro modo es trivializarla. Pensemos, por ejemplo, en la
parabola del joven rico, de quien se nos dice "pero se
alejó de alli tristemente porque poseia muchos bienes". El
mandamiento evangelico es incondicionado y univoco: da a los
pobres cuanto tienes, todo. El politico dira que este es un
consejo que socialmente carece de sentido mientras no se imponga
a todos. En consecuencia recurrir a los impuestos confiscatorios,
a la pura y simple confiscación, en una palabra, a la
coacción y la reglamentación contra todos. No es
esto, sin embargo, en modo alguno lo que el mandato etico
postula, y esa es su verdadera esencia. Ese mandato nos ordena
tambien "poner la otra mejilla", incondicionalmente, sin
preguntarnos si el otro tiene derecho a pegar. Esta etica es,
asi, una etica de la indignidad, salvo para los santos. Quiero
decir con esto que si se es en todo un santo, al menos
intencionalmente, si se vive como vivieron Jesus, los
Apóstoles, San Francisco de Asis y otros como ellos,
entonces esta etica si esta llena de sentido y si es
expresión de una alta dignidad, pero no si asi no es. La
etica acósmica nos ordena "no resistir el mal con la
fuerza", pero para el politico lo que tiene validez es el mandato
opuesto: has de resistir al mal con la fuerza, pues de lo
contrario te haces responsable de su triunfo. Quien quiere obrar
conforme a la moral del Evangelio debe abstenerse de participar
en una huelga, que es una forma de coacción, e ingresar en
un sindicato amarillo. Y sobre todo debe abstenerse de hablar de
"Revolución". Pues esa etica no ensena ni mucho menos que
la unica guerra legitima sea precisamente la guerra civil. El
pacifista que obra segun el Evangelio se sentira en la
obligación moral de negarse a tomar las armas o de
arrojarlas, como se recomendó en Alemania, para poner
termino a la guerra y, con ella, a toda guerra. El politico, por
su parte, dira que el unico medio de desacreditar la guerra para
todo el futuro previsible hubiese sido una paz de compromiso que
mantuviese el equilibrio. Entonces se hubieran preguntado los
pueblos que para que habia servido la guerra. Se la habria
reducido al absurdo, cosa que ahora no es posible, pues para los
vencedores, al menos una parte de ellos, habra sido rentable
politicamente. Y responsable de esto es esa actitud que nos
incapacitaba para toda resistencia. Ahora, una vez que pase el
cansancio, quedara desacreditada la paz, no la guerra.
Consecuencia de la etica absoluta.

Finalmente tenemos la obligación de decir la
verdad, que la etica absoluta nos impone sin condiciones. De aqui
se ha sacado la conclusión de que hay que publicar todos
los documentos, sobre toda aquellos que culpan al propio pais, y
con base en esta publicación unilateral, hacer una
confesión de la propia culpa, tambien unilateral e
incondicional, sin pensar en las consecuencias. El politico se
dara cuenta de que esta forma de obrar no ayuda a la verdad sino
que por el contrario, se la oscurece con el abuso y el
desencadenamiento de las pasiones. Sólo una
investigación bien planeada e imparcial, conducida por
personas igualmente imparciales, podra rendir frutos, y cualquier
otro proceder podra tener, para la nación que lo adopte,
consecuencias que no podran ser eliminadas en decenios. La etica
absoluta, sin embargo, ni. siquiera se pregunta por las
consecuencias.

Con esto llegamos al punto crucial. Tenemos que ver con
claridad que cualquier acción orientada eticamente puede
ajustarse a dos maximas fundamentalmente distintas entre si y
totalmente opuestas: puede orientarse segun la etica de la
"convicción" o segun la etica de la "responsabilidad". No
es que la etica de la convicción signifique una falta de
responsabilidad o que la etica de la responsabilidad suponga una
falta de convicción. No se trata de eso. Sin embargo,
entre un modo de actuar conforme a la maxima de una etica de
convicción, cuyo ordenamiento, religiosamente hablando
dice: "el cristiano obra bien y deja los resultados a la voluntad
de Dios", y el otro modo de obrar segun una maxima de la etica de
la responsabilidad, tal como la que ordena tener presente las
previsibles "consecuencias" de la propia actuación, existe
una insondable diferencia. En el caso de que ustedes intenten
explicar a un sindicalista, asi sea lo mas elocuentemente
posible, que las consecuencias de su modo de proceder habran de
aumentar las posibilidades de la reacción y acrecentaran
la tirania sobre su clase, dificultando su ascenso, no sera
posible causarle efecto, en el caso de que ese sindicalista se
mantenga inflexible en su etica de convicción. En el
momento que las consecuencias de una acción con arreglo a
una etica de la convicción resultan funestas, quien la
llevó a cabo, lejos de considerarse comprometido con
ellas, responsabiliza al mundo, a la necedad de los hombres o la
voluntad de Dios por haberlas hecho asi. Por el contrario, quien
actua apegado a una etica de la responsabilidad toma en
consideración todas las fallas del hombre medio. Tal como
opina Fichte, no le asiste derecho alguno a dar credito a la
bondad y perfección del hombre, considerandose que su
situación no le permite imputar a otros aquellas
consecuencias de su proceder que bien pudieron serle previsibles.
Siempre se dira que tales consecuencias deben achacarse a su
proceder. A la inversa quien se rige por una etica de la
convicción sólo siente la responsabilidad de que no
vaya a flamear la llama de la pura convicción, la llama,
por ejemplo, de la reprobación de las injusticias del
orden social. Prender la mecha una vez tras otra es el fin por el
cual se actua. Y que desde el punto de vista de un probable
triunfo, es totalmente irracional y tan sólo puede
considerarsele en calidad de valor ejemplar.

Partes: 1, 2, 3, 4
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